jueves, 23 de diciembre de 2010
Navidades!!
domingo, 12 de diciembre de 2010
Tercer y último día de vacaciones
![](http://1.bp.blogspot.com/_Rnm1Vf8BzBo/TQTs4Wr1HVI/AAAAAAAAE40/WZjRL7x1sIg/s320/151073_1733480174441_1161644507_3837233_7417084_n.jpg)
Qué deciros, lo único que nos faltaba es que el conductor de nuestro trayecto nos cogiera tanto cariño que nos invitó a comer a su casa... Musakhan!! Un plato típico jordano formado por pollo sobre pan, y bañado en jugo de limón, almendra y especias. ¡Ese es mi plato favorito!
domingo, 21 de noviembre de 2010
Vacaciones: Día 2
El día no era muy bueno, hacía mucho frío y caían gotitas del cielo pretendiendo llegar a ser lluvia. Al final, lo consiguieron. Sin embargo, eso no nos detuvo, conseguimos subir hasta la roca más alta, un camino de 1h la subida y unos 45min la bajada. Llegamos a una altura de 200m, donde el viento soplaba con fuerza y la arena empezaba a molestar, con lo cual decidimos bajar rápidamente.
jueves, 18 de noviembre de 2010
Vacaciones cortas, pero intensas
Junto con los demás estudiantes españoles del Centro de Idiomas (siete en total: un chico y seis chicas, lo sé, lo sé, qué suertudo) planificamos un viaje en microbús por dentro de Jordania que pasara por: Madaba, el Monte Nebo, Petra, el desierto de Wadi Rum, Aqaba y el Mar Rojo. Así que ya veis, un viaje de 3 días, cortito, pero intenso, variado y completo, visitando desde montes a playas, montañas, desiertos, rocas y cataratas.
Día 1:
Salimos a las 8.30. El microbús llevaba conductor incluido, un conductor palestino de los más salados, de 30 años, y de sonrisa permanente, una de esas personas que crees que no saben lo que es estar triste o ser infeliz.
De Amman, nos llevó en un trayecto de 40min a Madaba, donde el número de cristianos representa un 30% de sus habitantes. Por ello, es conocida por ser la ciudad de Jordania con mayor número de cristianos y por ser la ciudad de los mosaicos. Así es como visitamos la Iglesia Ortodoxa, y unos talleres en donde se creaban los mosaicos.
De Madaba fuimos al Monte Nebo, a sólo 20min. Ese Monte tiene un importante significado en la historia de las religiones, pues es ahí desde donde Moisés contempló la Tierra Prometida y también donde falleció. Fue enterrado ahí mismo pero no se sabe exactamente en qué punto. De ahí recorrimos 5km para llegar a la zona del Bautismo de Jesucristo, a escasos metros de la frontera con Israel. Visitamos también el Río Jordano, a un lado del Río estábamos nosotros, al otro, se encontraba Israel (el río tal vez hacía 4 o
La zona del Bautismo, a pesar de encontrarse a 10min del Monte Nebo, está situada 1200m más abajo, a poco más de 400m por debajo del nivel del mar (al mismo nivel que el Mar Muerto). La temperatura era casi 10º C mayor, llegábamos a los casi
Finalmente nos dirigimos a unas cataratas, los Hammamat Main, muy cerca de la zona del Bautismo (y consecuentemente, a la misma altura). Son unas cataratas muy pequeñas y curiosas: el agua venía de vías subterráneas en una zona de rocas volcánicas y por ello, era agua muy caliente, casi ardiendo, lo que lo convertía más bien en una experiencia de aguas termales y yacuzzi.
Así fue como terminó nuestro día de la forma más relajada imposible, y volvimos a nuestras casas para levantarnos al día siguiente a las 6 e ir a ver otras maravillas de este país que no deja de sorprendernos.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
¿Buen tiempo? ¿Para quién?
Llegué el 9 de septiembre y hasta hace apenas unos días no he tenido el Placer de ver, oler y sentir la lluvia en el ambiente. Parece que de esto hasta los propios jordanos están sorprendidos. El verano suele terminar a mediados de septiembre para dar lugar al otoño.
Hace unos días, cuando tuvimos la primera lluvia, Dunia y yo nos pusimos como locas, recuerdo que estábamos haciendo la cena y oímos llover. Automáticamente nos olvidamos de ella y corrimos a ver la lluvia. Dunia sacó su cámara y echó unas fotos… Le dije que como alguien nos vea en ese plan, pensarán que “estas ignorantes es la primera vez que ven agua caer del cielo”.
En el centro de la capital, la altitud es algo menor y hace más calor. La zona en donde vivo es más elevada y hace más fresquito. Por otro lado, el Mar Muerto es el punto más bajo del mundo, se encuentra por debajo del nivel del mar y por eso allí te encuentras siempre con 10º C más que en Ammán.
En fin, a finales de octubre aquí todavía llegábamos a los 34º C cada día, empecé a pensar que me traje yo el verano. Que lo traje arrastrando del verano del 2009, luego del verano zambiano del 2009 al marzo del 2010 y luego del verano gerundense del 2010 mismo. En total, llevo viviendo un año y medio en completo verano. Al fin parece que estos días empieza a refrescar. No veáis las ganas que tengo de volver a usar mis pañuelos, mis abrigos, mis guantes y mis botas.
¿Ya tocaba, no?
viernes, 22 de octubre de 2010
Taxis, locura, multas, carretera y... ¡fiesta!
martes, 12 de octubre de 2010
Un día para inmortalizar
Al terminar mis clases por la mañana, fuimos a comer al restaurante de la Universidad (que como no dejemos de hacerlo nos va a salir arroz con pollo por las orejas), y nos pusimos en marcha. Dunia, Victor, Cameron, Aseel, Jamal, Zeina, y yo (3 españoles, un escocés, un americano y dos jordanas) decidimos ir para lo que aquí llaman al-Balad, lo que internacionalmente se conoce como Downtown y lo que en castellano, en el caso de Amman, se puede traducir como “el centro de ciudad y casco antiguo”. Cogimos un taxi y fuimos para allá. Una vez ahí, preguntamos por la cafetería Al-Jafrah y llegamos. Es una cafetería grande, situada en el centro de la ciudad. En cuanto entramos, sentimos un fuerte olor a algo… un humo, pero con fragancia de frutas y otros sabores familiares, la gente iba ahí a fumar lo comúnmente conocido como narguile, shisha o cachimba. Nos sentaron en el mejor sitio, con butacas y todo, yo me sentía como en casa.
Pedimos que nos trajeran narguile, sí, que lo que en nuestra España puede llegar a costar 10 o 12 euros, aquí cuesta 2 dinares (no llega a 3€). La experiencia fue… interesante. Tuve un precioso rato con una compañía inmejorable y hacia las 6 decidimos ir volviendo a casa. Por el camino, nos paramos en una perfumería porque yo tenía que comprarme un perfume (no por nada, sólo que tuve que dejar el mío en España y no podía vivir más tiempo sin identidad olfativa). Hablé un rato con el chico mientras me preparaba el perfume que más me había gustado, sonreí un poco, y ya lo tenía: lo que me iba a costar 9.5 dinares, me costó 8.
De vuelta a casa, cogimos un taxi, y ahí tenéis la mejor parte del día.
Cinco de nosotros nos metimos en el mismo taxi y la verdad, creo que pasé el mejor rato del día: el taxista, un señorito de no menos de 55 años, con bigote blanco y tres pelos contados en la cabeza, me pidió la mano. La cosa fue de la siguiente forma:
- ¿De dónde venís?
- Yo vengo de España, pero ahora mismo soy jordana.
- Ah, ¿sí? ¿Y eso? ¿Te has casado con un jordano?
- Uy, no, no. ¿Qué pasa, tienes alguien para mí?
- Sí, yo, yo.
- Jajaja, ¿pero con este coche? ¡No!
- No, tengo tres coches.
- Ah, bueno entonces trato hecho.
- Ok, mañana traigo los papeles y los firmamos.
- ¡Perfecto!
Jajaja, no veáis las risas que se echaron mis compañeros durante todo el viaje y aún a veces cuando lo recordamos e imaginamos que algún día se presentará a la Universidad con papeles en la mano esperando que cumpla mi promesa. Él me dio su tarjeta de visita, y yo al salir del taxi le dije: “Bueno, ¡nos vemos mañana!”.
Así terminó ese día, un día que imagino que se perderá entre otros muchos días al final de mi estancia en este bello país, donde la gente sonríe por doquier y donde las bromas, tengan o no algo de cierto, son el hábito más puro e inocente.
viernes, 1 de octubre de 2010
¡Qué bueno es mantenerse ocupado!
Ha pasado una semana desde la última vez que actualicé el blog, pero parece que fuera hace un mes. No es porque lo esté pasando mal ni nada de eso… si no porque he estado ocupadita, y eso… me encanta.
Por un lado, he estado haciendo todos los papeles para pedir el permiso de residencia y volverme jordana del todo (o algo parecido). Aunque el Centro de Idiomas mismo nos lo tramita todo, no veáis el lío para conseguir los papeles que me piden. ¿Sabéis lo que es una gymkhana? Pues eso. “Ve al Centro de Inscripción”, “Aquí no es, es en el segundo piso”, “Para hacer esto necesito una firma de no se dónde”, “¿Traes el pasaporte contigo? Sin el pasaporte no podemos hacerte nada.”. En fin, lo más increíble fue que de entre los 5 que íbamos juntos jugando a este divertidísimo juego, yo era la única que llevaba el pasaporte y que tenía su nombre y apellido PERFECTAMENTE escrito en el papel que necesitaban para empezar a tramitar el permiso de residencia… quién lo iba a decir.
Por otro lado he conocido a mucha gente. Los jóvenes en general son muy abiertos, tienen interés, curiosidades, preguntan, hablan, comentan, comparten opiniones, y eso hace más fácil y natural el acercamiento y rápidamente aparece el cariño y la amistad basada en lazos fuertes (que como siempre, el tiempo pondrá a prueba).
He conocido a varios españoles. Sí, lo sé, cuidado, ¡hay que practicar el árabe! Pero no os preocupéis, los españoles son simplemente parte de mis amigos, y además como estamos todos interesados en aprender árabe, siempre intentamos meter palabras en árabe, aprender juntos y compartir lo dado en clase. De hecho, ¡una de la españolas va a ser mi compañera de piso! Sí, se instala hoy mismo, y es majísima, de padre iraquí, y está en el nivel 2, así que nos vamos a ayudar mutuamente espero.
Cada día comemos en el restaurante de la universidad. ¡Si supierais lo barato que es…! Un plato grande (que siempre me cuesta terminarme) de arroz con pollo, y alguna salsa (hummus, baba ghanouj, labnih) con pan me cuesta menos de 1 euro!! Así que ya veis, peligro a la vista: no tener que cocinar, no tener que lavar los platos, comida rica, y que llena. Aida, en serio, necesitas independizarte del todo y aprender a cocinar de modo que no te pases de sal…
Cada día para comer conozco a gente nueva, gente de aquí, gente de allí.
Tengo una “compañera de idioma” (“language partner”). Me la presentó un amigo de la universidad. Es jordana, se llama Shireen, estudia educación y castellano, así que perfecto. Quedamos un par o tres veces a la semana. Yo aprendo árabe y ella español. Es una dulzura de chica, siempre llama “habibti” (“mi amor”, muy muy usado aquí) a sus amigas, así que así la llamo yo también.
No sé si os podéis imaginar el lío de idiomas que llevo encima: castellano, inglés, árabe… el otro día saludé a alguien en persa y hasta le pregunté como está (“chetori, khubi?”, qué vergüenza…
¡Intentaré no volverme loca del todo!
P.D. En la foto, la de amarillo es Dunia, mi compañera de piso.
viernes, 24 de septiembre de 2010
Vida en la Universidad de Jordania
martes, 21 de septiembre de 2010
El día más esperado
El lunes día 20, fui al Centro de Idiomas de la Universidad de Jordania donde durante casi tres horas estuve haciendo el examen que definiría el nivel desde el que empezaría el curso de árabe para extranjeros.
El examen constaba de 3 partes: auditivo, escrito y oral. Después de salir algo desanimada del oral por no haber sabido entender que la mujer me preguntaba lo que significa un “visado”, y creyendo que la batalla estaría entre quedarme en el nivel 2 o el nivel 3, volví a casa e intenté no pensar más en ello. El 21 de septiembre, iban a darnos los resultados.
Hoy, asistí a la presentación ofrecida por el Director del Centro acerca de los cursos, información general, excursiones que haremos, y otras curiosidades. Nos dijo por ejemplo, que aquí en Jordania, podemos convertirnos en magos… usando el poder de la SONRISA. Nos dijo que por sonreír, por ser amigables, abiertos y por llevar siempre en la boca la frase “Al-Ordon balad jamil jiddan” (“Jordania es un país muy bonito”), muchos de nuestros problemas se desvanecerían y muchos de nuestros gastos económicos se verían reducidos (siendo estudiantes, es algo a tener en cuenta) como por arte de magia. Nos advirtió que teníamos la posibilidad de contactar con otros estudiantes árabes para quedar y practicar nuestro árabe, pero que según él, tengamos cuidado, pues hay muchos “cazadores de estudiantes extranjeros”.
Después de eso, nos enseñaron los sitios más básicos de la Universidad a tener en cuenta: restaurante bueno y barato, clínica sanitaria, biblioteca, museo, punto de encuentro, bancos… Conocí a una chica cubana, uno jordano, una estadounidense, y un escocés que habla un español andaluz bien gracioso (y que sabe alemán, chino, y empezó a aprender árabe en el avión).
Al volver al Centro de Idiomas fuimos a comprobar los niveles en los que estábamos… Cuál fue mi sorpresa al ver que no sólo no estaba en el nivel 2… si no tampoco en el 3, ni en el 4… ¡¡¡si no en el 5!!! Así que así empieza mi vida jordana, chicos, a darle duro al árabe, pasar calor hasta que el otoño decida venir a visitarnos, hacer amigos y, sobre todo, sonreír.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Empezando a aterrizar
Sí… mi avión aterrizó hace ya cuatro días, pero yo aún estoy en ello. ¡Sigo mezclándolo todo! En mi cabeza, en mi corazón… mezclo vivencias en mi memoria, mezclo idiomas, mezclo hábitos culturales, mezclo sentimientos y emociones. En casa, mi portátil reproduce música africana, mientras estudio árabe y más tarde leo un libro de lectura en castellano. Todavía mi sangre palpitaba por Zambia cuando volé a Jordania y una vez aquí, mi corazón recuerda a mis seres queridos en España. ¿Quién no se volvería loca?
Pero sí, poco a poco, voy aterrizando.
Ammán es una ciudad con cerca de 2 millones de habitantes y se encuentra a 777m sobre el nivel del mar. Sin embargo, el área de Ammán donde me encuentro yo, sube a los 900m y pico, lo cual hace que sea más fresca. El Mar Muerto que toca a Jordania está a 416m bajo el nivel del mar!!! Eso lo hace el punto más bajo de la Tierra.
El otro día al final no fui al Mar Muerto, pues descubrí que el curso de la Universidad de Jordania donde estaré estudiando árabe nos llevará a los sitios más bonitos del país cada sábado (gastos incluidos en el precio del curso). Resulta que la entrada a la playa del Mar Muerto que da a Jordania cuesta unos 60 euros, qué locura…
Las fiestas del Ramadán ya han terminado y parece que todo ha vuelto a la normalidad. En varias ocasiones ya por la calle me han hablado en árabe como si fuera de aquí, y ayer en el supermercado me dijeron que parezco jordana! ¿Quién lo diría? Cuando les dije que “ana isbaniya”, les hizo ilusión y me preguntaron si era del FCB o del Real Madrid. Uno de los que escuchaba me dijo que había estado varias veces en España (Barcelona, Málaga, Toledo…). La gente es muy abierta y amable, me alegra mucho ver que para ellos no soy una intrusa más que ha venido a chupar de su espacio para llevarme su idioma.
Ahora toca estudiar fuerte para sacar un buen resultado en la prueba de nivel del día 20 y que me den mucha caña. Quién sabe lo que me falta por vivir aquí todavía…
sábado, 11 de septiembre de 2010
Primera puesta de sol
Los que me conocen y me han seguido la pista saben que lo primero que vi al aterrizar en Lusaka, Zambia, fue un amanecer increíble como nunca antes había visto. Pues bien, ésta vez, me ha tocado aterrizar en Ammán, Jordania, y lo primero que vi mientras mi avión jordano aterrizaba fue la puesta de sol, al mismo tiempo que sonaba la llamada a la oración en las mezquitas.
Pensé que el país entero se alegraba de mi llegada y por eso se oían fuegos artificiales por el cielo y se vivía un ambiente festivo de alegría. Pero resulta que no era exactamente eso… ¡Hoy terminaba el ramadán! Y con él, todo el cambio absoluto de programación que había producido durante esos últimos 30 días: cambio en el programa televisivo, en el horario de apertura y cierre de comercios… y cómo no, en el humor de la gente.
Al llegar al aeropuerto, cambié mis euros a dinares jordanos (1 euro = 0.85 JD) y pagué por mi visado. Me vinieron a buscar a tiempo, y me llevaron a casa. Mi piso se encuentra debajo del piso de los dueños del mío. Un edificio precioso, de piedra de un color teja claro. Fuimos primero a su piso, cenamos un plato de la casa hecho con yogur, pepino, tomate, menta, orégano y comino, junto con hummus (pasta de garbanzos) y pan para acompañar. Y cómo no, un té con menta delicioso. De postres, me dieron dátiles bañados en chocolate y almendra bañada en azúcar. ¡Todo bien rico!
Mi piso es igualmente bonito y espacioso, y se encuentra a 5 minutos andando de la Universidad de Jordania, ¡es perfecto! Caí muerta sobre la cama en cuanto se fueron. A las 5:30 de la madrugada ya se oía la llamada a la oración de la mezquita que según parece suena cada día al amanecer, al mediodía, por la tarde, al atardecer y al anochecer. Es precioso, la verdad, se oye como si fuera una radio encendida desde el cielo.
El tiempo es todavía de verano, hoy llegamos a los 35ºC. Tal vez mañana vayamos al Mar Muerto, donde dicen que hace 10ºC más todavía!
Estos días son las fiestas del Eid-al-Fitr, del ramadán, así que están de fiesta unos días y casi todo está cerrado, excepto los supermercados que parece que no cierran ni de noche!
“Bienvenida al mundo jordano, Aida”, me dijo Shireen hoy.