viernes, 22 de octubre de 2010

Taxis, locura, multas, carretera y... ¡fiesta!


Qué deciros acerca del mundo vehicular de Jordania. La faceta más loca que he podido conocer, palpar y vivir en el más de mes y medio que llevo aquí.
Aquí en Ammán, la mayoría de las carreteras no están explícitamente divididas por carriles. De hecho, justo hoy pasamos por una carretera en la que se veían los carriles delimitados y lo comentamos sorprendidos.
Mi profesora de prácticas de coche en Sabadell (Barcelona) me introdujo una vez a lo que ella llamaba la ciudad sin ley... pero desde luego, eso es porque no conoce Ammán. Aquí, las rotondas son puntos de locura extrema, los cruces no muestran ni prioridad a la derecha, ni a la izquierda... la prioridad es para el que ENTRE ANTES.
Los pitidos de los coches son tan frecuentes que uno se acostumbra a oírlos a cada segundo, apenas hay pasos de cebra con lo cual se cruza por donde se quiere, y no os preocupéis porque de haber algún coche cerca te pitará para que aceleres el paso, o te detengas, según como te pille.
Aquí se conduce por la derecha, como en España, y los coches son casi todos de conducción automática (obvio, hay que frenar y acelerar con rapidez, no hay tiempo para cambios de marcha o similares).
Pero hay una conclusión a la que llegué hoy mismo, y es que aquí, subirse a taxi es vivir una aventura nueva, y ya sabéis que a mi eso... me vuelve loca.
Hace unos días cogimos el taxi para ir al centro de la ciudad, éramos 9 en total, así que preguntamos al taxista si nos dejaba entrar 5 en el taxi, y nos dijo que sí. Subimos las 5 chicas más menuditas y mala pata... que al recorrer 3 metros contados se nos apareció un policía de la nada y multa a la vista. El conductor, todo enfadado, aceptó la multa de mala gana, argumentando que somos estudiantes y que no entendieron cuando él nos dijo que NO podíamos subir 5 al coche. Al ponerse en marcha de nuevo lo primero que hizo fue tirar su DNI y carné de conducir por ahí, y romper la multa y tirarla por la ventana. Imaginaos nuestras caras!!


Ese mismo día, al coger el taxi de vuelta, otra experiencia inolvidable. El taxista parecía seco como un palo. Nosotros siempre intentamos crear conversación con los taxistas para practicar árabe, pero ese hombre... no parecía muy lanzado. Sin embargo, la música que había puesto tenía tanto ritmo que Dunia y yo nos pusimos a medio bailar, y él subió un poco más el volumen. En ese momento, se me ocurrió preguntarle: "¿Sabe bailar?", a lo que el hombre respondió subiendo el volumen y moviendo los hombros. ¡Eso nos encantó! Jaja. Poco a poco, nos fuimos animando y ojalá vierais el panorama en el taxi. Ese hombre que tan seco parecía al principio terminó bailando, moviendo sus hombros, la cabeza, sonriendo todo contento y hasta en algún momento soltó las manos del volante para que Cameron lo sustituyera, y... ¡¡qué momentazo pasamos!! Con la música a tope, bailando en el taxi, riendo, dando palmadas... Una aventura, vamos.
Así que ya veis, tal y como nos dijeron: "Quien se saca el carné de conducir en Jordania, puede conducir en cualquier sitio".

1 comentario:

  1. No lo dice nadie así que... ¡Queremos más, queremos más!

    Jaja :)

    ResponderEliminar